El origen de la desigualdad

Hoy en día somos conscientes de la existencia de una serie de desigualdades que sufren las personas día a día. Estas desigualdades suponen una amenaza de exclusión para aquellas personas que la sufren.

La desigualdad más popular es la social, ocurre cuando un determina grupo sufre algún tipo de menos precio en la sociedad. Esta clase de desigualdad esta muy ligada a la desigualdad económica, ya que nivel de renta suele ser un factor de exclusión en múltiples ámbitos.

Pero, ¿Qué implica una desigualdad económica? Este tipo de desigualdad impide que los grupos que la sufren puedan acceder a recursos o disfrutar de servicios de calidad, lo que dificulta a su vez la posibilidad de salir de esa situación.

Por otra parte, hay que afrontar el problema de la desigualdad desde el origen y no de un modo paliativo. En gran medida, considero que este origen esta en la educación, la formación y la cultura de los individuos, ya que son cualidades que diferencian a las personas y les permiten alcanzar un nivel de vida mejor.

Esta característica diferenciadora en términos de desigualdad, debe potenciarse en todos los ámbitos posibles. La educación no solo ha de ser la impartida en un centro educativo (un colegio o instituto), también es aquella que los jóvenes reciben en su entorno. Este entorno es el de la familia y amigos, ya que los valores que adquirimos en el hogar forman a la persona desde sus inicios. Por ejemplo, si un niño ve en su casa que sus actos no tienen consecuencias, actuará ajeno a las consecuencias de sus actos en el exterior. A menudo estas conductas se suelen ver reflejadas en los colegios e institutos lo que afecta directamente a la formación.

No obstante las labores educativas de los centros tienen una gran responsabilidad ya que son los encargados de fomentar la formación y la cultura en los jóvenes, para que estos sean competentes en su futuro. Pero, como ya he mencionado, la labor de las familias y el entorno es fundamental, ya que estos deben promover el interés en el joven de continuar con sus estudios, de acudir al colegio e instituto y tener conductas apropiadas.

Por ello es de vital importancia que todas las personas tengan un fácil acceso a una educación de calidad, para que de este modo menos personas estén en riesgo de exclusión social. Pero, este fácil acceso debe complementarse con una educación adecuada desde el hogar, ya que de no hacerlo corremos el riesgo de que esa educación que ponemos a su disposición no les sea de utilidad.

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